Siento el aguijón insertado,
en lo mas hondo del corazón,
por un adiós sin voz,
la ausencia sin explicación.
El contacto tibio de unos labios,
la falta de una sonrisa cercana,
sin unos brazos que abrazan,
sintiendo todo su calor.
Por que unos ojos me busquen,
unas manos sequen esta lágrima.
por la falta de alegría,
que empape toda mi alma.
Por la sed de afecto que clama,
por unas migajas de amor,
por esta angustia que mata.
Por este vivir asolado,
lejos del mundo estando en el,
viviendo la prematura muerte,
que estando viva aún
ya me contempla inerte.
Indefensa, desprotegida,
amedrentada, carente de todo,
sin ilusión, sin esperanza.
Solo con el miedo a cuestas,
desierta de amor y ternura,
en medio del frío invierno,
entre cuatro paredes viejas,
temblando, callada, sin nada.
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