Estás aquí pues aunque no lo creas,
fuiste el gran amor que nunca he de olvidar.
Y aunque lejos te encuentres siempre la mente crea,
por eso en mi presencia gallardamente estás.
Te veo como antes con tus divinos ojos,
clavados en los míos como en aquel ayer.
En ellos hay reproches están llenos de enojos,
y me dicen tus labios ¡un día he de volver!
Ya te marchas no logro despedirte siquiera,
me dejas la nostalgia, de la desolación.
De pronto reacciono ya mi mente no crea,
el divino milagro de esta ¡alucinación!
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