Quien este sencillo poema suscribe,
aprovecha la ocasión para saludarle
y, al mismo tiempo, quiero decirle
algunas cosas, mas nunca para perjudicarle..
No importa que sea usted el director
de una gran empresa, quizás de un comercio,
de una orquesta, tal vez de un panteón
o que lo sea de algún afamado colegio.
Allí, donde quiera que usted trabaje,
sea hombre o mujer, con cargo de director,
recuerde que usted no todo lo sabe,
aunque otros le adulen con esplendor.
Señor director: nunca pierda la dimensión
del terreno en el que hoy usted pisa,
aunque labore en el teatro o la televisión,
pues eso me provocaría mucha risa.
Si de planeación y desarrollo sabe mucho,
si director lo es de obras públicas,
no se vaya en su cargo directo al abuso,
ni en todo papel estampe su rúbrica.
Será mejor, mi estimado señor director,
que sea sencillo y honrado, sin confusión;
servicial, culto, sin tanto reflector,
así sea director de prensa o difusión.
Sin otro particular por el momento,
le agradezco sinceramente sus atenciones;
aunque usted piense merecer un monumento,
será mejor que olvide sus pretenciones.
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