Para cuando te sientas triste, la mirada de Jesús;
brinda una sonrisa, amáte a tí mismo.
No te involucres en amar al dinero, pues tú
no te puedes dar el lujo de fracasar como amigo.
Sigue el camino a la luz, no como el cualquiera,
que tararea sin cesar la canción de las víboras.
Con despejar la incógnita basta, si tú quisieras.
Atrévete, pero ya, de una vez por todas.
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