Morfeo tiene su lugar predilecto.
¿Es que acaso tú no lo sabías?
Resulta que por ser amo del sueño,
está en el lugar que menos esperarías.
Se le encuentra, claro, bajo la almohada,
pero también después de abundante comida;
en aburridas sesiones camerales anda
y en el Metro, con sus idas y venidas.
No siempre es muy oportuno el tal Morfeo:
cierra ojos y tumba pestañas sin distinción,
lo mismo a estudiantes que a barrenderos,
intelectuales o gente libre o en prisión.
Pulula peligrosamente en autos y camiones
y toma por asalto a fieles en plena Misa.
Es Morfeo generador de ridículas visiones,
ronquidos y cabeceos grotescos, de risa.
No agendamos a Morfeo, mas él nos incita
a perder la compostura ante el sueño.
A dormir en público, nadie nos invita,
es obra del amo del sueño, el señor Morfeo.
|