A la única mujer que una vez quiso
compartir un sentimiento mutuo
de amistad, de verdad y de amor.

A la mujer tan especial, capaz
de soportarlo todo por el bienestar
mío y de otros.

Para esa pequeña alma en esta inmensidad
de mundo, para la mejor amiga,
las palabras serían muy pocas para decirle
todo lo que quisiera mi corazón.

Por eso escribo cosas sencillas,
amor, verdad, amistad, todo lo que
puede pedir un amigo, un alma en apuros,
un cuerpo desesperado por el calor y la
paz que brinda la amistad verdadera.

Por eso recordare esa amistad como
lo mejor que toco a mi puerta
esa mañana fría y sola en que necesitaba
de una mano amiga, recordare que siempre
estaremos juntos aunque la distancia
nos separe.

Mirare hacia el cielo cada noche
y te veré plasmada en una estrella
siempre iluminando mi camino.

Mirare el agua del mar y tendré
de vuelta tu dulce voz en mis oídos,
para darme la paz que busco cuando estoy
solo sin nada ni nadie más, solo
tu amistad en el cielo y en la tierra.

jpcuenca