Como condenado en vida yo vivia
condenado a 100 años de soledad
y angustia, en negro calabozo
me debatia, plagado de sombras
y meláncolia.
Y llegaste Tú como indulto un
día, cambiando mi destino en un
segundo, ya no habia soledad ni
tristeza.
Con tus besos fuiste curando
mis heridas, la luz de tus ojos
me invadia, tu risa tu amor me
redimian.
¡Oh! contradicción tan grande
yo quiero morir condenado
condenado a vivir entre tus
brazos el resto de mi vida.
|