Me fui de noche al mar muy sola con mi pena.
Caminé sin parar sobre la fina arena,
hasta agotar mis fuerzas de tanto caminar.
Y me quedé dormida bajo el cielo estrellado,
los cantos de sirenas sonaban a mi lado,
transportándome a un mundo absoluto de paz.
Los rayos encendidos de la preciosa aurora,
me hicieron despertar de pronto me vi sola
ante un mundo sin puertas, donde anhelo escapar.
Sacudí de mi traje los residuos de arena.
Dentro de mis oídos los cantos de sirenas,
repetían muy quedo, siempre hay que continuar.
Mi frente puse en alto, enderecé mi cuerpo.
Si antes tuve penas en verdad no recuerdo,
solo se que esa noche, me devolvió la paz.
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