Llegan amigos de Valencia.
Invaden mi casa con sus risas.
Con su fresca voz de madrugada.
Llegan en tropilla y animados,
Eslabón, Shuky, Edi y el Rafa.
Invaden mis buzones
de letras jóvenes chispeantes.
Y ese poblar de sobres la consola,
me mueve a envidia de correo.
¿Que pasa Madrid y Barcelona.
Murcia, Castilla y las Baleares
que no sois de la partida?
¿Qué os devoráis mis letras sin empacho,
sin escupir un solo timbre de estafeta?
Y vuelvo al punto de mi historia desgranada.
Y espero loca del colegio la llegada.
Y estallan mis manos en sus manos.
Y no hay Sésamo que abra la impaciencia.
Y hay afecto que brota a borbotones,
y cae del sobre e invade cubre-camas.
Llegan amigos en la noche madrugada.
Y desayunarán sus charlas de “ordenadas”.
Y verán sus rostros y su joven desparpajo,
mezcla de idiomas y frases liberadas.
Y se unirán en voces y en imagen,
con burbujeante y rumorosa carcajada.
En horas y horas de mar y compañía.
Ya ves abuelo tantas semanas de navío.
Ya ves abuelo, los días de comparta.
Me emociona abuelo habértelos “perdío”.
Si habrás gastado tus años sin abrazar hermanos.
Ya ves, ahí están tus “niños” cibernautas,
charlando a coro, sin importar océanos.
Felices camaradas del universo todo.
Ya ni el atlante tentará distanciarlos.
Llegan amigos de Valencia.
Invaden mis buzones como antes.
Para estrechar recuerdos.
Para tocar su música,
Para beber sus páginas y letras,
con banderines y cuentas y zarcillos,
en esa mística nuestra que apropiaron.
Hoy ya se encuentran a paladear la noche.
Mañana apurarán merienda trasnochada,
y ensobrarán todo el cariño a cuestas.
Y llegarán amigos de Valencia
e inundarán de risa mis buzones,
con sus galeras de sobre y estampilla.
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