¿Qué Navidades pasaron por tu alma
que ni el pesebre te enterneció la vida?
Tanta ilusión se alejó de tu lado,
en la maraña de dudas e intereses
que junto al árbol por ti decapitado,
solo se encuentran ofrendas,
no cariño.
Hoy una estrella,
la misma que viera “aquel” retablo,
irradiará su luz que ya es eterna,
y en horas meridianas,
habrá voces a Dios encaminadas,
en ese sueño de amor que se repite.
Si tienes tiempo,
asómate
que el cielo no prescribe
y hallarás paz,
si a “EL” te le aproximas.
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