En el pesebre, contraluz del lucero.
Solo la paja, la madera y el heno.
Solo el aliento de las bestias y el cielo.
Solo hay un hombre, una madre y su niño.
Solo el destino marcará su camino.
Y ese retablo nacerá en cada casa.
Y en cada casa nacerán ilusiones.
Y aunque en el cielo hoy estallen cristales.
Y aunque en la tierra haya platos vacíos,
ese acunar de Jesús en el nido,
es suave luz que te abraza y te anida.
Solo la paja, el aliento y el niño.
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