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¡LOTERÍA!

¡Quiétecitos todos, bien sentados y sin gritar!
A punto está de comenzar aquí la Lotería;
nada de apuestas, pues luego quieren chillar,
para jugar, sólo tienes que leer esta poesía.

Como él, de malo, no hay otro igual: El Diablito,
que lo mismo persigue inquieto a La Dama,
escondido tras El Arbol o El Pino,
que en el contenido alcohólico de La Botella.

La Muerte, en invierno, se protege con El Gorrito,
en el panteón toca El Violín y también La Guitarra.
¡Cuánto ruido hacen El Pájaro y El Perico!
uno trina y el otro, todo el tiempo habla y habla.

Vienen juntos El Corazón, El Sol, La Luna y La Estrella,
lo que pasa es que quiere dar la mejor impresión
El Catrín, cuando esto ofrece a su amada, La Sirena,
con una romántica melodía tocada en El Bandolón.

Vamos todos al mercado, a comprar cosas buenas.
Ahí se consiguen frescos El Melón y El Nopal,
también El Camarón y otras frutas, como La Pera,
sin faltar la carne, el pollo y El Pescado sin igual.

Tomando vino sin medida, eres como El Borracho,
que trastornado por las copas, canta como El Gallo,
pero ignoras que tienes cuernos, como El Venado,
aunque te enojes, discutas y alces La Mano.

El Apache quiere algún día ser como El Soldado,
muy uniformado y diestro en tocar El Tambor;
qué bueno que quiere aprender y ser letrado,
para que honre a La Bandera con mucho amor.

El Alacrán, travieso, se refugió en La Bota.
La Rana se lo ha muy bien advertido:
si quieres pasar desapercibido, ahí no te notas,
pero al picar el pie, puedes resultar herido.

La Garza quiso beber agua de El Cántaro,
pobrecita, pues tal cosa nunca consiguió.
Ahora, la picuda comprende que esto es malo,
pues ni una triste gota del traste libó.

El Valiente quiso suerte probar con Las Jaras,
encontrándose en eso con La Calavera,
quien luego luego hizo tañer La Campana,
muriendo así el desdichado, enterrado en La Maceta.

Por Xochimilco, viene navegando La Chalupa,
allí luce su gracil figura una doncella.
Para que salgas de toda clase de dudas,
ve a su alcance, si quieres conocerla.

El Músico va con El Arpa recorriendo El Mundo.
Toca también El Violoncello, cada tercer día.
Dicen que bebe cerveza, creo que La Corona
y que sólo le gusta una fruta, La Sandía.

Es un hombre tan gordo, que le dicen El Barril,
y tan alto y espigado, que le apodan La Escalera.
Se acaba así esta poesía-lotería, que quise dejar aquí,
en recuerdo a una tradición mexicana que se aleja.


Raff

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Publicado el: 30-12-2002
Última modificación: 31-10-2016



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