Desde niño intuí
una obligación futura,
oculta,
difusa,
de un formato ambiguo
pero firme en su afán de convocarme.
Y se sumo a mi vida
el cisma de mi alma,
la discordia entre saberme egipcio
y sentirme ajeno.
La defensa de un esclavo
se asoció a mi suerte
con la angustiosa huida
por matar al guardia.
Me dio tierra extranjera
una tienda y sustento,
y a Séfora, y un hijo,
y pastos y ganado.
Ahora, desde la zarza
\\"Yo Soy\\" me pide algo,
\\"Vuelve a Egipto y libera
a mi Israel esclavo\\".
Lo intuía y pasó,
hoy Dios me ha convocado.
|