Tierra en putrefacción por la ventanilla,
aquel horrible tren se ha dormido.
Dentro, sucumbe gente, con sueños de maravillas...
Braceros engañados, ¡el pollero se ha ido!
Una solitaria estación con gemidos articulados,
una angustia fluyente, cauces de negrura.
En el furgón, amontonados de lado a lado,
nadie quiere morir, pero ya se acerca la huesuda.
Historia vieja, tantas veces platicada y leída,
pasaje noticioso sumado a no sé cuántos más.
Tierra en putrefacción por la ventanilla,
braceros engañados... ¡El pollero no siente pesar!
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