Pura y reverente, mira fijamente las nubes,
percibe la humedad, está en el viento frío.
Espantada, la hierba al buen Cupido acude,
para que éste el tiempo mejore con tino.
Los aguaceros vienen, con tanto exceso,
pródigos y turbulentos entre las hiedras.
Luchan como fieras contra los vientos
y la hierba, trémula, quisiera ser piedra.
Cómplices del crimen, ríen los relámpagos;
torrentes de agua embravecida se precipitan.
Falló Cupido en sus intentos, ya hay daños,
confusión, desolación, la hierba grita.
Pura e irreverente, es arrasada por la corriente.
Luego de la tempestad, viene la calma.
El agua se llevó todo en forma imponente,
no respetó ni las piedras, todo quedó en nada.
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