En el ocaso de mi vida
te hallé temblando por dentro
como pájaro sin alas
sin ilusiones y maltrecho.
La vida en ti se cebó,
o tal vez tú lo buscaste
pues nada en tu entorno había
que a ti te diera coraje.
Tristeza, penas y penurias
fueron tus fieles aliados
sucumbiendo derrotado
pues las fuerzas te faltaron.
Puse mi hombro a tu amparo
para que en el te apoyaras.
Fui lo mejor que tuviste
en las horas ya marcadas.
Un bálsamo para ti fue
mi amor desinteresado
dispuesta a darlo todo
con tal de verte animado.
Me quisiste como a nadie
y yo te sigo amando,
pero el destino ha querido
apartarte de mi lado.
Si tú te marchas primero
no olvides que aqui me quedo
colmada de tu ternura
saciada de tus recuerdos.
No dudes mi amor...no dudes
que en la Gran Casa del Cielo
yo te seguiré esperando
para seguir amándonos
entre rosales y nardos
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