En el vacío de la medianoche,
en presuroso paso de versos encendidos,
se aprecian el arrullo de sueños en derroche
y el intocado velo del viento suspendido.
El alma vigila, despierta los recuerdos
y en silencio, con amante afán,
rumbo a las constelaciones emprende el vuelo
mientras la luna, celosa, triste se va.
El arrullo que escuchas no puedes identificar,
por ser de versos encendidos, a presuroso paso,
que en silencio y con amante afán,
inundan la noche de estrellas por cintilar.
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