Padre, en tu silencio me arropo,
en tu quietud me sumerjo,
en tus mensajes me fundo
en el más sutil de los sueños.
¡Amo tanto tu contacto!,
que hasta el fondo de mi alma
feliz canta gozosa
este incomparable encuentro.
Me siento reconfortada
ante tu abrazo amoroso.
¡Que fusión entre dos almas!.
No quisiera despertar
del ensueño del momento
del viaje a la gran Casa
que tú Padre me trasladas.
Estos escasos segundos
estos momentos eternos
son los que me dan vida
para seguir mi sendero.
En ti Padre me acomodo
siento en tu vida la mía
toda llena de ilusión
por saber que tu me amas.
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