Leve, me acerco a ver tu último retrato
y el momento se convierte en un sublime encuentro.
Hoy, tus labios callan ese amor de antaño,
extraño tus palabras, tus mimos y consuelos.
Un beso universal estampo en el frío cristal.
Por la ventana, se cuela un rayo de luna,
mudo testigo de ese momento, casi ritual.
Leve, me alejo y la noche fría continúa.
Hoy, ya no escucho tu risa ni siento tus manos,
pero estás aquí siempre, en un sublime encuentro.
Extraño tus palabras, tus mimos de antaño,
mas veo tu último retrato y te miro en el cielo.
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