Quiero que volvamos a las nebulosas
esencias del crepúsculo infinito,
quiero que acariciemos el vientre
del cielo y hagamos las nubes,
quiero que hagamos los destellos
de la puerta del cielo,
quiero volverme papalote en tu cielo,
quiero que nuestras palabras sean nombres en la penumbra,
quiero tenerte en un beso,
quiero un eclipse perene y poseer tus
transpiraciones,
quiero sentir tu rostro en el firmamento y volar hacia ti
en vuelo precipitado, con la boca
hecha agua,
quiero palpar tus latidos,
fluir en tu espasmo,
deglutir la savia y electrizarme
en tus neuronas,
quiero fundirme en el escenario
de la vida,
y sentirme tuyo, caminar contigo
descargarme como trueno en tu cintura,
perderme en tu pelo, dominar
mis instintos que me hacen exclamar
que te amo, con la evocación de nuestros espíritus.

Suspiras y sonríes,
el desahogo transpira tu piel
con la distancia madre del deseo,
y yo esclavo del martirio inquisitorio,
y tu ninfa resplandeciente
en mis sueños sudorosos,
en la fragancia corrosiva,
en el ocaso sideral,
en el instante de un beso,
en la palpitación de una caricia,
en el abrazo de nuestras células,
en la penetración de nuestros coeficientes,
en la deflagración de nuestros versos,
nos impactamos cual clavados en océanos,
y flagelamos en el agua existencial,
en nuestro oasis escondido,
y nos refugiamos allí, tu me miras
yo me infiltro en tus pupilas dilatadas.

Quiero todo esto,
pero antes de todo,
te quiero a ti,
tu...
el todo de mi todo.

Mashas