Ayer ella preguntó:
¿dónde se esconde
Aquél que me creó?
¿Qué mal hice,
que de mi se alejó?
Ni el viento,
ni la estrella,
ni la nube,
ni el eco,
siquiera contestó.
Solo el lugar
era cierto,
era presente,
era real,
como lo era mi amor.
Solo la sal
de mis lágrimas,
sabian de mi dolor,
solo el murciélago,
allí me vió.
No me escondí, nadie,
allí me buscó,
mejor así,
quería estar sola,
a solas con mi voz.
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