Para tu uso particular no soy,
y muchas veces ya te lo dicho,
no me someterás a tus caprichos
en nombre de un posesivo amor.
Me quieres atar a esa imposición
la cual me impones, con dulce calma
y aunque te quiero con toda el alma,
si tu no cambias, te doy mi adiós.
Porque el amor que es verdadero
tiene confianza y en ese anhelo
de ser querido, confía y cree.
Y busca formas de conservarlo
con cien maneras de idealizarlo
pero es que el tuyo ¡así no es!
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