Cerré la puerta a mis sueños vanales
a un sueño silencioso y profundo,
a esos brazos llenos de caricias
y puñales, cerré mis oídos a esa voz
profunda que hiela mi sangre y me
inquieta el alma.
No reclamare ni rosas, ni estrellas
ni versos ni espinas partiré hacia
la noche fría con las alas rotas
de melancolía, moriré extrañamente
sin siquiera perder la vida en el
regazo de la noche oscura.
Ya sin estrellas ya sin luna
por la cruel daga del olvido
perderé lo poco que me quede
de vida, tocare la lira del silencio
perdida en sombras tratando de
buscar un viejo recuerdo perdido.
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