Conozco de la tierra... pedacitos de ella, puedo describirlos, sus paisajes, sus frutos y el color del cielo que los cubre.

Conozco de mi entorno... las calles, las veredas, los rostros que me miran, que miro y me saludan y recuerdan que soy y fui su profesora, que orienté sus vidas en los años que aquí ejercí la docencia en el oficio de mi vida.

Conozco de mi casa... cada pared, sus pisos, patios y techos y a los seres que conviven conmigo desde hace veinte años. Sé de sus gestos, sus reacciones, las aristas de sus personalidades, sé de su entrega en la amistad verdadera, solidaria del amor fraternal que fue creciendo.

De repente... me detengo y trato de describir a la mujer que habita en mí, en el conocer mi interior, mi ser, mi yo y encuentro ... a una desconocida, que se apasiona, que vibra con las palabras, que ama con locura, que descubrió la ira y que el odio es a veces una vertiente del amor, que sabe de ternuras y de luchas inmensas por la vida. Que sabe de lealtades y de empuñar las armas en defensa de sus creencias e ideales.
Que es impulsiva y descarada y atrevida en lo que se empeña en realizar. Que es un manojo de nervios y de angustias y de ironías que la pierden otras veces. Que es un ser al fin, que no logro conocer...

Quisera encontrame alguna vez...

Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: cuando me miro al espejo y no me reconozco, cuando pego cuatro gritos, cuando siento que no soy yo ...
Mérida:29/05/2003

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