Me duele la hipocresía
de la gente cuando se muere,
como si un halo de bondad
en perfección se convierte.
Parece como si al morir
se anularan los errores.
El ávaro resulta ser el más esplendido,
el malhumorado es alegre,
el malvado en buena gente
y así un etcétera interminable
de lisonjas que no proceden.
Nada más lejos de la realidad
que agasajar al ausente.
Los valores se reconocen
estando aun presentes.
A veces me pregunto:
¿por qué somos tan inconscientes?,
y pasamos del odio al amor,
o al menos así lo aparentamos.
Está demostrado
que para que hablen bien de uno
se ha de dejar este mundo.
Entonces eres perfecto,
o así lo dice la gente
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