Junto al árbol que está en los límites del parque,
todos los pájaros comentan la inmensidad del cielo azul,
cuya imagen retrataron tus dos ojos,
cuando lograste que de día, brillaran las estrellas.
Allí está, solo y alto, visitado únicamente por las aves,
el árbol aquél, quizás recordando todas las cosas,
las tuyas y las mías, las del mundo donde estábamos
cuando solíamos platicar allí, en los límites del parque.
Hiciste que de día, brillaran las estrellas
en lo inmenso y profundo del cielo azul,
con un resplandor y una luminosidad nueva
y todo eso... ¡Sin que siquiera lo supieras tú!
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