Bajo la luna imaginé,
su frente pálida,
sus ojos cerrados,
su fruncido ceño,
labios entreabiertos,
esbozando una sonrisa,
rozados por el viento.
Y me dije:
de lo que aquí veo,
es solo la corteza,
lo más importante,
es invisible,
está dentro.
Por imaginar no quedo,
imaginando tengo,
hasta pozos de agua,
en los mismos desiertos.
Los que no encuentran
no estando de ojos ciegos,
no buscan con el corazón,
solo tropiezan lamentos.
Porque si buscaran bien,
encontrarian de todo,
en la rosa, en el sol,
en la nube, en el viento.
Hallarían, el tesoro
del amor sediento,
agua en pozo vacío,
brisa de mar abierto.
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