Maté las penas y el dolor, del alma mía
y después de su entierro hice un concierto,
que también alegró a muchos muertos
que penas se llevaron hasta la tumba fría.
Me alejé del lugar con la inmensa alegría,
de saber que la felicidad me hizo enterrar
junto a pena y dolor, todo ese malestar,
que a mi pobre existencia estremecía.
Hoy no le doy entrada a los dolores
ando de pica flor buscando amores,
y nada en esta vida me entristece.
Porque supe al final de esta contienda,
que es mejor de tu vida tomar riendas,
y darle amor, ¡a quien tu amor merece!
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