Tu esencia de mujer,
cual alba clara me enamora.
Te miro y mis ojos recorren tu piel,
y se me ocurre que hagamos un trato limpio,
entre tus manos y las mías.
Pero no pienses de ninguna manera,
que quiero poseerte o dominarte,
y si la duda surge como pared interminable,
abre tu corazón,
no lo dejes que caiga en la derrota.
Yo nada te pido;
ni rosas blancas,
ni ternura,
ni sonatas a la luz de la luna...
¡Sólo lealtad al amor!
¡A la vida que vive!!
Y ya me voy a escondidas,
como un niño pequeño y travieso,
en esta tarde de brumas,
de súplicas y quejas.
Pero antes de marchar,
te hago una casita en mis entrañas,
con ventanas que estaran siempre abiertas,
para que el sol, la luna y las estrellas
canten sus romances,
y en sus callados brazos,
en los colores de su alegre devenir,
guardes tus ilusiones,
¡Y YO ESTARÉ A TU LADO!!
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