Quiero ser la nieblina,
que se pierde por el prado,
se adentra en la dehesa,
y nada se ve de su paso.
Dormirme con el ruido
que el aire deja avanzando,
entre hojas verdes, secas,
amarillentas, hacia el ocaso.
Entre el murmullo del rio, bajo,
olor de mimosas y naranjos,
tenderme en la hierba húmeda,
libres pensamientos, sin lazos.
Al abrigo del pino, y manzano,
descansar de este tiempo largo,
de tanto dolor, inesperado,
de la incertidumbre y cansancio.
Donde el eucalipto me vio nacer,
la viña vio mis primeros pasos,
conoci la grandeza de la vida,
de la familia, besos, y abrazos.
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