En la tercera parte del recorrido me
detendré en el espacio de jeroglíficos y
creare un graffiti de dibujos ocasionales
y emotivos a los ojos de los máximos
reyes, todos en tu nombre para hacerlos
señales de paz.

La imperfección se alza y me acomoda la
cabeza en su sitio para que la coherencia
tenga un sentido propio, más allá de los
mares secos, de las sonrisas perdidas y
de los sueños de caminos que llegaran a
casa.

La torpeza entra en mí, en un sentido más
amplio y puedo ver la hermosura más allá
de la visión misma, la belleza del alma y en
este transito de pensamiento te veo a ti
viniendo a recibirme para acompañarme al
lecho re rosas que preparo un duende en
un espacio de tiempo entre tu y la nada.

Entre partes perdidas de canciones en
altares a dioses espectrales me asome
por la ventana de mi carruaje solitario y
pude ver el mundo mas bello en todo el
universo, uno azul de agua y verde de
naturaleza, vi tu reino y a ti en la cima de
la misma para dar la bendición de vida a
todos los que llegaban a tu lado.

Me lance en un esfuerzo de sentir tu
calor y las palabras que me salven de mi
destierro, a las tierras de sueños, de
caminos sin rumbo y de gente que no sabe
escuchar, te mire directamente a los ojos
y una lagrima se escapo de ti, me
apresure y te la seque con el pañuelo azul
que me regalaste y te bese ante el
atónito mundo que no creía lo que veía, así
te contemple hasta que volví a despertar.

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