Se me escapa la vida
se va deslizando cada día
entre los viejos puentes
las calles de adoquines
los lamentos sobre lo que pudo ser,
las duras lágrimas ocultas
perversas
cuando la tristeza es su origen.
Se me escapa la vida,
por la puerta de las cosas pequeñas,
cotidianas.
Se me escapa la vida en un deseo
imposible
que ni siquiera acierto a ver.
Aquellas fantasias que marcharon,
dándole vueltas al destino
pretendiendo cambiar la ley del universo.
Acontece este ser que vive en mi
saludando cada cosa que hago
soplando valentía a mis entrañas.
Se me escapa la vida entre las manos,
entre aquellos recodos abruptos de la conciencia
que me avisa prudente del desvío...
¡Y despierto con miedo!
Entonces reconozco tu rostro,
el brillo de tus ojos que me ama
el beso mañanero,
y siento que la vida sigue ahí
en el mismo sitio de todos los días,
paciente,
a la espera de nuevas instrucciones.
Levanto mi ánimo hasta el cielo,
y sigo caminando
pero tal vez de distinta manera.
Y es que me di cuenta
que la vida es vida
y hay que respetarla
en cada suspiro,
en el amor y en la desdicha,
luchando contra los mas penosos impostores
¡El triunfo y el fracaso!
Que alimentan su sombra con mentiras.
Y tu de nuevo me salvaste
donándome tu amor
la fragancia delicada
de todos tus silencios...
Por eso mi amor es irrevocable,
y lo guardo con ternura
con desparpajo...
Asi cuando intenté calcular tus sentimientos,
medir la densidad de aquel instante
¡Casi me vuelvo loco!...
Cerré todas las ventanas,
respiré profundamente,
y entonces caí en la cuenta
¡QUE MI VIDA ERES TÚ!!

Fernando Pérez.