Bajó con las manos tendidas,
con la misericordia y las sandalias,
con el polvo en la frente y en el alma.
Bajó deprisa y se instaló en la aurora.
También cargó en sus hombros,
la luz eterna de los versos,
y muchos corazones encendidos.
Nadie lo comprendió del todo,
tal vez,
porque el papel es fácil que se moje, y
que el misterio del ser no sea entendido.
Mi Cristo de Papel se quedó pensativo,
y miles de preguntas volaron en el viento.
Saludó muy temprano la alegría que asoma,
los cálidos matices del amor,
también al mismo tiempo,
perdonó a los ladrones,
siguió la estela del olivo,
de la paloma de la paz,
y se encontró una lágrima inocente,
perdida entre las piedras.
Consoló con esmero sus heridas...
¿Pero acaso las lágrimas tienen sentimientos?
Mi Cristo de Papel no se sonroja,
es valiente y decidido,
no teme la soledad y la duda,
no agrede,
y siempre despista al enemigo,
regalando sonrisas a la luna.
Y grita a los cuatro vientos de la vida,
¡Bienaventurados los leales!
¡Bienaventurados los que ven más allá de su mirada!
¡Bienaventurados los que luchan por cambiarse a sí mismos!
¡los que no adoran la culpa!
¡los que escuchan!
¡los que respetan los sueños de los niños!
pero sobre todo,
¡Bienaventurados los que aman sin poner precio y donan su bondad!
Bienaventurados los que sueñan sueños imposibles!
Y todas éstas cosas estaban escritas en el papel de mi Cristo!
Él las había soñado!
(Este poema lo regalo a anaMia en especial,
al portal por su cumpleaños, y a todos mis amigos de PV que tienen problemas de salud, ellos y/o sus familiares...También un recuerdo para el Sr. Alberto...De corazón a corazón...)
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