Se deslizan las servilletas
entre mis manos, en mi intento
en devolverles su pureza.
Huellas de besos hay en ellas
siluetas de labios que se aferran,
de color de mora, de color de fresas.
¡Ay! ¡Chiquilla! ¡Ay! ¡Mi niña!
¿Con que te has pintado?
¡Que no se quita!
¿Quizá, pintura de barco?
¿Quizá, de roja mantequilla?
¡Que morros tienes, mi niña!
¡Que morros! ¡Que asco!
¡Dime mujer!
¿Con que te desmaquillas?
¿Con disolvente.. con gasolina?
Tus besos dejan huellas
para toda una vida.
Por culpa de tus labios
al besar con fuerza
mi virginal servilleta
mis musas se alejan
me abandonan... me dejan.
Tu boca; más pintada
que una casa vieja,
es una asesina de poetas.
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