A la rueda de la fortuna,
todos están invitados a pasar;
vengan todos sin discriminación alguna
que las vueltas ya van a comenzar.
Cada quien agarre bien su silla,
todos esténse quietos y muy ordenados,
si alguno grita y llegará a chillar,
que se aguante, aunque esté recomendado.
Gira la rueda, vuelta primera,
flacos y gordos, feas y bonitas,
gente envidiosa, personas sinceras,
vuelta primera, la situación muy tranquilita.
Ocupan todos bien sus sillas,
ignorantes y cultos, desempleados y magistrados,
presidentes, líderes y expertos de la grilla,
claro, no faltan los artistas y licenciados.
Gira la rueda, vuelta segunda,
esta vez el giro fue más aprisa;
en las alturas, unos se creen el mundo,
¡agarrénse bien!, de abajo alguien les grita.
Albañiles y maestros, estudiantes y periodistas,
sacerdotes y choferes, locutores y burócratas.
Todos platican, también los profesionistas,
pues los hay hasta de las ciencias exactas.
Algunos a las sillas se agarran de más,
y no ocurre nada más eso:
varios afirman que no las dejarán jamás,
que la luna se comerán con pan y queso.
Gira la rueda, vuelta tercera,
¡Ay, Diosito, esté jalón si se sintió!
A unos, fuerte les duele la cabeza,
pero hasta el más cobarde el susto resistió.
Ya el ambiente que priva es muy diferente,
abundan más los mareados que los sensatos,
varios en las nubes demuestran que se sienten,
es percepción que los invade desde hace ya rato.
Pero qué sabrosa y fina es esa borrachera,
pues creerse como torres en el cielo
y sentir que el tiempo es su niñera,
son sensaciones harto bonitas, qué gran consuelo.
Gira la rueda, vuelta cuarta,
los más mareados ya casi levitan,
su silla y los viajeros cuerdos les hartan,
como presumen ser nubes, todo les irrita.
La velocidad y vaivenes aumentan,
¡ay caramba!, pero todavía se vale soñar.
Ya varios arrogantes a Dios se dicen tutear,
que nos tomen la foto, dicen, para después recordar.
Empiezan otros a delirar y vomitar,
muchas fricciones entre todos hay,
surgen empujones y gritos, nadie lo puede evitar,
¡esto se tambalea mucho, ah qué caray!
Gira la rueda, vuelta cinco,
pierden la cordura locos y petulantes.
San Pedro, ¡quítate por ya doy un brinco,
antes que me ganen todos estos farsantes!
Saltan algunos, cual ágiles canguros;
mucho desorden priva, varios se van,
ignoran que abajo el suelo es terreno duro,
quién sabe si todos el firmamente alcanzarán.
Que sí, que no, que no, que sí,
si nos movemos, en la otra foto no salimos,
pero si nos quedamos...¡qué haremos aquí!
Mejor también levitamos, deciden otros cretinos.
Gira la rueda, vuelta seis.
Los de abajo, trepan a posiciones superiores.
Salud, salud, con tequila y agua de maguey;
toquen mariachis Las Golondrinas y otras canciones.
Si nos dejan, nos vamos a quejar toda la vida,
exclaman los que conocieron de nuevo el suelo,
pobres, se lastimaron los brazos y las canillas,
perdieron sus sillas y con ellas, todo lo bueno.
Ya para qué la historia seguir,
nadie la sabe, nunca nadie la supo,
pero un consejo aquí te voy a escribir:
no presumas de nada, la vida golpea duro.
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