Llegué a la cima de la cumbre más alta,
las manos desgarradas dejan marcas en las piedras frías,
los pies se resbalan por el musgo húmedo que cubre
al risco que empinado se yergue imponente ante mí.
Oteo el horizonte que ignoto se columbra,
la neblina me envuelve y al respirar cansada
hilos de escarcha se escurren por mi piel desnuda.
Estiro mis brazos tratando de alcanzar la imagen
que mis ojos en su anhelo vislumbran desde allí.
Pero sólo es un fantasma que parece real
y mis brazos vuelven a mi cuerpo vacíos de tu ser.
Llegué a la cima de la cumbre más alta
y regreso sola con heridas abiertas y dolor en el alma.
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: al bajar, al caer, al llegar.
Agosto 27 2003
Hora: 6:31 p.m.
|