El ambiente mar inconsciente,
los sucesos materia amorfa
que cohíben el presente,
el segundero que se ahorca,
el mundo impredecible.
Silente, me hundo en la neblina,
esa occipital e infernal.
Silente, me duplico y me trago la cafeína,
que corre por el recoveco inmutable calcinal.
Duermo en mi, prisionero de mis letras,
el cielo desprende esencia tinta,
ojos lloran sangre, viento las escurre atrás
en el enigma de una cinta,
pintando el escenario destilante
y mi realidad presume de distante,
y mis miedos se encajan en mi pecho
y mis pecados me persiguen en mis sueños.
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