En un lugar del silencio,
en su parte más callada,
se escucha su voz eterna,
sus latidos, sus mensajes.
Ahí,
en ese lugar,
en el silencio,
se abre su corazón,
y salen sentimientos a bandadas,
como pájaros marcando el vuelo.
Él no es un ídolo de barro,
ni de fuego,
ni de nada.
Pero habla en el silencio,
siempre lo hace,
extremadamente cuidadoso,
para evitar la culpa que destruye,
que daña el alma de forma irreverente.
Él siempre está ahí,
con las manos tendidas,
con los brazos abiertos.
Él es la lealtad andante,
la dulzura,
el amor azul color celeste.
El no agrede, nunca lo hace.
Él es paciente,
su bondad como un oasis.
No da tregua a la muerte,
sin embargo inventó la vida,
pero sólo aquella de singular pureza.
El no se entrampa en la ira,
ni navega en el mar de la pereza,
tampoco en el olvido.
Él se hace presente en el silencio,
Ahí está siempre,
consolando con ternura corazones rotos,
ensamblando verdades,
con su inmensa presencia.
Él no es un concepto,
ni una rutina,
ni una idílica imagen de cartón.
Él es "lo otro",
lo que no cabe en palabras,
Él es el Todo y la parte.
¡ÉL SOMOS TU Y YO!
¡ÉL SOMOS NOSOTROS!
JFPERMAR@terra.es
fer@acrosticos.net
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