Se nos fue un ser querido
y tristeza nos deja su ausencia,
se esfumo su cuerpo dolorido,
que en su mecedora y su cama
se recostaba.
Velamos su despedida
con lágrimas y prendas negras,
le entregamos coronas de rosas
y en su lapida tallamos la piedra.
Los que más sufrimos
los que aquí perduraremos
manteniéndole presente
no olvidando su recuerdo.
Y su alma que estaba
en una cárcel de carne y hueso,
libre ahora se siente, no se detiene
buscando la paz que ya ansiaba.
cuando un alma nos deja
se anuncia un nuevo nacimiento.
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