Hoy es uno de esos días
en el que no quiero pensar,
abandonar por un instante
la conciencia,
para poder dejarme llevar,
que mi cuerpo sea aire
y como las hojas otoñales,
arrastrarme a ningún lugar.
Dejaré que mi fuerza
no tenga a donde asirse,
que poses sus alas
y entre algodones descanse,
a la hora del crepúsculo
fundirme entre colores,
con la mirada perdida
más allá de los mares,
sintiendo la caricia
de la ansiada oscuridad,
que me protege con su calma
y me eleva de mi mente,
olvidando a la existencia
por un momento
y vagando por mis sueños,
sin saber ni querer,
seguir sabiendo.
¡Hoy es el día menos pensado!
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