Cuando el poeta está triste.
Cuando lleva el alma herida.
Cuando su dolor reviste,
con la sonrisa fingida.
Cuando cubriendo su cara,
deja al desnudo su cuerpo,
es que han quemado sus llagas,
y han demolido sus huesos.
Cuando todo lo ve obscuro,
y no alimenta palomas.
Cuando todo lo cree impuro,
hasta la aurora que asoma.
¡Déjalo pues muy tranquilo!
No ahondes en su dolor.
Mira que un poeta herido,
más que pena ¡da terror!
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