Me marchare en un otoño ocre
caminando perdida entre la gente
seré solo una sombra mas entre
la multitud corriente.
Es hora del adiós, del fin
de la aventura, brilla hoy
como nunca la luna y sin embargo
la veo tan oscura.
El adiós es inevitable
se palpa se siente pegado
a los huesos, pegado a la carne.
Fue corta la travesía
de tus sueños y mi sueño
y al fin llego a un muelle solitario.
Mucho tiempo ha pasado desde
aquel instante, fue tentar al destino
querer aprisionar un lucero con la mano.
|