Con la mirada perdida
en aguas cristalinas,
y cubiertos de canas
sus cabellos negros,
navegando a la deriva
desde que su corazón se detuvo
victima de un amor traicionero,
dejando atrás el sonido
de sus campanas latentes
su sonrisa se había evaporado,
en la comisura de sus labios
tan sólo quedaba,
el reflejo de las risas olvidadas,
sumidas a un rotundo silencio.
Atrapada en un pasaje de su vida,
suspendida en algún lugar del tiempo,
ya que al tomar el último tren
sólo metió en su maleta los recuerdos,
y apoderada de la nostalgia
dejo consumirse los años venideros,
como agua entre sus dedos
escapó el brillo de su alma,
aparcando la ilusión
ya nunca volvió
a perseguir sus sueños.
|