Amo la madrugada que me dio cobijo,
las tiernas miradas vespertinas,
que venus anunció en el alba,
que fueron hechas de palabra,
de cristal y de dulzura.
Amo la madrugada que me hizo posible,
que protegió todo mi ser del infortunio
que lo dejó crecer entre amapolas
para que yo te amara para siempre
!mi vida¡
acurrucando encima de mi pecho
tus anhelos.
Canto a la luz de la mañana,
al nacimiento de esa ola que me arrastra,
que me lleva en volandas
al mar del arco iris,
a la bahía de los sueños eternos,
esos que penetran tan dentro,
para curar mis males y resucitar mi vuelo.
Y canto porque quiero,
porque ya ser feliz no está prohibido y
regalar una rosa
blanca siempre es oportuno.
Por eso amada mía,
desde estos versos de colores,
de mares y corales,
¡te digo y te repito que te quiero!
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