Nos quedamos suspendidos,
colgados en los minuteros del tiempo,
el mañana no existe para este amor
que dejaste en la estación del tren
de la vida que nunca llegó.

Nos perdimos, porque siento en el alma
haber creído y soñado en las promesas
que sólo quedaron en palabras huecas
que nunca ya, serán las obras del amor.
Perdidos quedamos en el laberinto
en el cual entramos cada uno con un mapa
que marcaba las líneas de una dirección
diferente para llegar a la salida,
a la puerta que nos llevaría al lugar seguro
de la felicidad demostrada con hechos
y no sólo con las palabras que llenaron
el espacio y la distancia y que se quedaron
sólo en eso, en signos sin sentido alguno,
en letras que se hicieron dibujos de un decir
que nunca fueron los cuadros que hubiesen
pintado un Miguel Ángel o un Goya
en el plasmar con las tinturas eternas
el amor que decías sentir y que yo grababa
con el pirógrafo más candente en el corazón
que sólo aprendió a palpitar por ti.

Perdidos quedamos hoy porque no supiste
encontrar y hacer los caminos del estar los dos
en la vida que un día me prometiste.
Perdidos porque no tuve el valor de decirte adiós
cuando el dolor aún no me hubiese cambiado
y puesta en el mundo como una morisqueta de la vida.

Perdidos, así quedamos, perdidos...

Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: hoy cuando al escucharte siento que mi alma se difumina en la ausencia que marcaste y en el sabor amargo del adiós definitivo.
Octubre 03 de 2003

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