No temas,
aquí,
sin ese miedo que a veces me despista,
que me roba el aliento,
aquí,
ahora,
estoy contigo,
te espero,
te sueño.
Mujer, paloma blanca,
delirio,
belleza,
sonrisa de celestial textura,
te admiro,
te animo,
te entrego el corazón,
el alma,
los besos,
y esos suspiros que no me caben dentro.
Mujer,
tu eres la esencia,
el maternal regazo,
la pureza que habita en el espacio,
la mansedumbre,
la dulzura.
Mujer, eres rió,
orilla y agua,
corriente y catarata,
música y ruido.
Pero sobre todo eres vida,
mujer, de cielo y tierra,
de corales,
de mares infinitos.
Así, mujer, eterna primavera,
yo te amo,
yo te siento,
yo te espero.
(Dedicado a la mujer universal, con inmenso respeto y cariño, en Madrid, a 13 de octubre de 2003)
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