Junto a mi almohada
se recuestan mis sueños,
nacen imágenes
de lo más profundo de los deseos,
y sólo la luna en su triste soledad,
acompaña mis anhelos.
El membrillo de una boca
se regala entre mis labios,
coloreando el retrato sepia
iluminando el oscuro retazo.
Temo la llegada de la aurora,
que desnuda y vacía mi alcoba,
llevándose el suspiro del beso,
que ha tomado alas y viaja
en mis sueños.
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