Frío, que calas mucho, hasta los huesos y haces tiritar,
que no te compadeces de quienes están desarrapados;
frío, que en tu azul aliento refrigerante y mórbido silbar,
colocas bajo prueba la salud y fortaleza de los sanos.
Frío, hoy te dejas sentir con una inusual crudeza,
sin reparar, siquiera, en los daños que tú haces,
al provocar que las gargantas enfermen y duelan
o que existan complicaciones respiratorias graves.
Frío, hoy te luces, arrogante, por calles y caminos,
disfrutando, quizás, en saber que dejas enfermos.
Frío, ¿qué no sientes pena por ancianos y niños?
¿Es que acaso no tendrás clemencia en el invierno?
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