Señor, es humilde mi ruego, pero con el te pido,
que cese para siempre esta cruel avaricia,
que tiene a este gran mundo corrompido,
y trafica en su seno la terrible injusticia.
Haz que cesen las guerras iracundas,
que sepultan, al inocente niño y al anciano.
Haz que la envidia y el rencor sucumban,
¡y une para siempre a los humanos!
Haz que tu reino venga cuanto antes,
para que en el impere, la paz y la bondad.
Y haz que con el por siempre tu doctrina nos cante
el himno sacrosanto de la felicidad.
Haznos ver que en el cielo, al igual que en la Tierra
fuiste, serás y eres ¡el Rey del Universo!
A los grandes imperios de este mundo destierra,
y tráenos la paz que imploran ¡estos humildes versos!
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