-Hola, tatuador, soy tu cuerpo.
-¡Ya! Creo estar soñando.
-Te lo repito, te habla tu cuerpo.
-¡Cállate, no me estés molestando!
-Quiero protestar, me has dañado.
-¿Por los tatuajes? No es para tanto.
-Mi piel has pintado, me has perjudicado.
-Agarra la onda, es la moda y no soy santo.
-Desde hoy, dejaré de transpirar.
-¡Qué bueno! Adiós a los malos olores.
-Retendré líquidos, te voy a perjudicar.
-Lo solucionaré con los doctores.
-Librarás dura batalla con un solo cuerpo.
-Ya no te puedo yo despintar.
-Ese es también tu castigo por ser puerco.
-Discúlpame cuerpo, no te atrofies, te voy a necesitar.
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